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Very welcome luces de navidad

#2 La Navidad, esa preciosa época que abarca dos años, el final de uno y el principio de otro, llena de propósitos buenos, anuncios de juguetes, sobremesas interminables, mucho dorado y polvorones.

De toda la vida nuestra economía sufre un leve vahído por estas fechas, directamente proporcional a los kilos que cogemos de más entre mazapán y croqueta. Y es que hay cosas que no cambian: los regalos a última hora, ¿abrigo negro o me arriesgo con otro?, la polémica de si el rey negro va pintado o es negro de verdad, ¿en casa de lo suegros o en la nuestra?, el cuñado de todos los años, ¿duro o blando?, las uvas sin pepitas para la abuela ¿langostinos o gambas, o ambos?...Aún así ciertas cosas no dejan de sorprendernos  y una de ellas es la decoración. El ornamento que invade nuestra cotidianidad es cada vez mayor, es más, es mayor también la polémica y la competencia entre pueblos y ciudades que cada año quieren un poquito más recargado el ambiente navideño. Hoy venimos a hablaros de las megaestructuras brillantes y los millones de puntos LED que nos invaden en estas fechas.

Nuestras ciudades son monstruos vivos, seres que respiran, crecen y se transforman. A lo largo del año los espacios públicos se llenan y vacían de estructuras efímeras que dan servicio a la fiesta de turno. Uno de los cambios más importantes que sufren es la llegada, cada vez antes, de la querida Navidad. Desde hace un mes nuestras calles se cubren de una nueva piel de alambre, cableado y bombillas que nos roban el corazón a la vez que nos avisan que es hora de rascarse los bolsillos buscando los mejores regalos.



Entre la ilusión de los niños y la sorpresa de los mayores, en los últimos años se ha desarrollado una guerra encubierta entre ciudades por ver quién tiene las mejores luces diabólicas de navidad, y aquellas bombillas de colores aisladas con forma de acebo se han convertido en túneles de luz que se apagan y encienden al son de cualquier canción. Madrid, Barcelona, Málaga, Vigo… La triste realidad detrás de esta batalla es el consumo. Objetos consumidores diseñados para promover el consumo. Según Ecologistas en Acción las luces de navidad de la ciudad de Madrid contaminan lo similar a 6700 hogares en menos de dos meses, por no hablar de los gastos económicos en cuanto a alquiler, montaje, mantenimiento y desmontaje que en el mayor de los casos cubre el ayuntamiento. Y además, hasta nos regalan churros con chocolate para ser partícipes de tal espectáculo con la panza llena y by the face, como ha ocurrido en la ciudad gallega de Lugo.



Sin embargo, cabe destacar el empeño de algunos ayuntamientos sensibilizados con el entorno que no dudan en decorar sus calles con objetos reciclados por sus vecinos ante la imposibilidad de medios o el rechazo al sistema actual. Almegíjar y Monachil en Granada han optado por utilizar cartones, botellas de plástico y papel de colores llegando a ahorrar hasta 12.000€ en decoración navideña y así poder destinar el dinero a otros servicios sociales mucho más necesarios.

Por otro lado, no suele hablarse del impacto de las estructuras navideñas durante el día. Se evaden por completo las 12 horas diarias de sol en las que los cableados interfieren en el día a día de la ciudad con calles donde resulta complicado una vista directa al cielo, o la contemplación de ciertos monumentos de altura… Por no hablar de los días de aire tan propios de esta estación del año. que obliga a apuntalar las fachadas hasta el lazo de los regalos, dónde los electricistas se convierten en artesanos y artistas casi a la altura de Christo interviniendo en el monumento más simbólico de cada ciudad,

A pesar de todo la iluminación navideña es un ejemplo de cómo el diseño puede acercarse a nuestro día a día. Ayuntamientos como el de la ciudad de Madrid encargan el diseño de su iluminación a artistas que llevan estas estructuras más allá de los tradicionales objetos navideños, creando de esta iluminación un espectáculo universal que trasciende más allá de religiones y culturas.

Desde Estudio Salpichirri te deseamos una feliz prenavidad llena de luces, regalos, comida y excesos.
¡Sean disfrutones!

Comentarios

  1. Soy una persona muy navideña, de tradiciones clásicas si me apuráis, sin embargo no estoy muy a favor de la muestra de poder de muchas de las ciudades en estas fechas.El despliegue ornamental acompañado de la "jauría" de visitantes no deja de sorprenderme (a mal) año tras año. Pero dejando a un lado mi vertiente cínica, quisiera apuntar que hay diseños de estructuras navideñas y composiciones de luces navideñas que, sin saber muy bien cómo, me transportan a mi infancia, un recuerdo teñido de nostalgia y felicidad. Gracias por esta nueva entrada del blog. Fantástico collage de la Calle Larios de Málaga.

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