Ir al contenido principal

#6 Por qué la Chon se llevaría mal con Le Corbusier



Catalogar en colectivos está mal.


Artículo para pensar en todas las personas que nos salimos de lo establecido. Diseños para personas que nunca llegaremos a ser, espacios que nunca utilizaremos, ciudades que nunca viviremos de la manera para la que fueron diseñadas. El pensamiento más racional de Le Corbusier puesto en duda teniendo en cuenta la sociedad actual formada por un mayor número de colectivos que aspira prácticamente a la individualidad personal.


El siglo XX sufrió una rápida reconstrucción donde el objetivo era diseñar y construir rápido, osea, para la globalidad: nuevos problemas y nuevas necesidades. Esto llevó a buscar un prototipo, un hombre de Vitruvio contemporáneo que usar como referente, y claro, este hombre tenía que ser blanco, europeo, medir 183 y estar fibrado, por supuesto.

Dedícate a buscar un referente real que entre por este arco. Y es que ni el propio Le Corbusier tenía un body adaptado a su famoso Modulor.

Pues bien, de entre infinidad de personas que actuales que rompen este estereotipo hoy os traemos a la Chon gorda, esta heroína española capaz de desayunar una barra de pan con medio kilo de jamón York -sus teorías afirman que “delgaza”- y los problemas diarios que sufre. Nada más lejos de la realidad, personas con su misma enfermedad se ven obligadas cada día a afrontar un nuevo reto al enfrentarse a una arquitectura dónde vivir, usar o transitar. ¿De qué me sirve un diseño de calidad si no soy capaz de adaptarme a él? Nos centramos en ella pero podría ser extensible a aquellas que usamos un taburete para llegar a los armarios altos de la cocina, los baños de viviendas antiguas donde no puedes estirarte porque destrozaríamos el falso techo o las contrahuellas de escaleras insalvables, rampas para personas con movilidad reducidas que se asemejan al Everest o vigas enemigas de gente alta. ¿Cuál sería la solución? ¿Diseño individualizado? ¿Repensar los estereotipos físicos de la sociedad actual?


Siempre se habla del cambio de un siglo a otro, quizás ahora es cuando más se aprecia el cambio social: el rechazo a las colectividades camuflado detrás de un “todo se respeta”. Lo cierto es que no queremos sentirnos parte de un grupo, queremos ser únicos. Esto nos lleva a rechazar los estándares que nos clasifican. Quiero un sillón para mi culo, no para el de Elsa Patakis.


Además, a día de hoy, la producción en serie y la estandarización está a la orden del día. La comodidad y la economía nos llevan a meternos a todos dentro del mismo saco y tener el cotarro bajo control la arquitectura y el diseño en general, proyectando para el famoso usuario X: un personaje ficticio que vive en nuestra mente y que se consigue adaptar siempre a nuestros intereses. El dilema es: ¿Son nuestros edificios (proyectados para una vida útil de unos 60 años) capaces de adaptarse al cambiante día a día de nuestras sociedades?, ¿acaso sabemos cómo serán los usuarios dentro de 20?. ¿Habrá que empezar a pensar en la era del diseño efímero? (la famosa obsolescencia planificada de muchos objetos contemporáneos puede darnos pistas).

Lo que tenemos claro a dia de hoy es que, ni la Chon Gorda, ni muchos de nosotros entramos en los modelos estereotipados de usuarios con lo cual: individualicemos o generalicemos bien.

Mientras tanto, pónganle diseño a su vida.
Léenos muy pronto.

Estudio Salpichirri.

Comentarios